miércoles, 16 de noviembre de 2011

LAS PALABRAS MAS DIFICILES A MI MADRE

Habrán notado ustedes que cuando desaparece una persona muy anciana, nadie se hunde en la desesperación. Aquella muerte no produce sino una emoción dulce, cariñosa, acompañada hasta de una sonrisa tierna, los hijos del que se va tienen sus vidas desbordantes con sus propios intereses, apenas sienten nostalgia por el viejecito o la viejecita; y al terminar de enterrarlo todo el mundo reanuda su vida sin mayor conmoción. Ese es el ideal. Esa sí es la voluntad de Dios; que los seres queridos se separen sin desgarramiento, sin sensación de terrible vacío, y que sólo queden recuerdos gratos, además de ciertos contentos de que el que se fue pasó a mejor vida.
 La Muerte. Metafísica 4 en 1, Connie Méndez


Al leer este párrafo quizás por décima, venteaba o enésima vez, pasaba de largo por la lectura, unas veces analizando su significado, otras solo ignorándolo; pero esta vez me detiene en este párrafo un pensamiento, y es el pensamiento que desde antes de venir al mundo ya está allí, pero que ahora veo ignorado y no solo por mí; me refiero al pensamiento que se materializará en algún punto sin que yo pueda evitarlo y para el cual casi nadie se prepara, y me refiero al inevitable hecho de la muerte.


Al pensar en la muerte me viene a la mente luego de leer ese capítulo del libro, la imagen del ser más querido que tengo “mi madre” a quien dedico este escrito.

Antes de continuar debo decir que este escrito es quizás el que más trabajo me ha tomado, aunque en este instante las palabras están fluyendo unas tras otra, me ha tomado mucho tiempo el llegar a este punto.

A estas alturas debe flotar en el aire la pregunta; ¿Qué tiene que ver esto con mi madre?, ( no es la parca, aclaro) y la respuesta es “nada”, pero la muerte, la inevitable muerte me hizo pensar en ella.

Cuando era niño, recuerdo que cada vez que mi padre se iba de juerga con sus amigos, yo dormía en la cama y disfrutaba de la compañía de mi mamá y mientras dormía venía a mí la recurrente pesadilla donde mi madre caía a un abismo oscuro y se perdía de mi vista, y yo sentía una inevitable angustia, esta pesadilla recurrente es quizás la única pesadilla que aún recuerdo de todas las que he tenido.


Mientras leía una y otra vez ese capítulo, comprendí que esa pesadilla en algún momento se hará realidad, mi madre y yo no solo estaremos lejos de cuerpo, también lo estaremos de alma; y es por eso que hoy quiero escribir y compartir estas palabras; palabras que se constituyan en un bonito recuerdo, palabras que expresen ahora que mi madre las puede leer, lo mucho que la quiero, lo mucho que la amo y lo mucho que la extraño; también que le expresen la inmensa gratitud que tengo con ella por haber sido madre y padre, por hacer de mí el hombre que soy, por sus errores y aciertos, por ser ese hermoso ser humano que siempre me ha acompañado, y sobre todo por el amor que me ha sabido brindar.

Muchas veces me dijo “palabras para todo, pero para tu madre toxica ni un peito”, pero ¿puede alguien decirme como materializa en palabras un sentimiento tan profundo y complejo?, no sé cómo lo estoy haciendo ahora, pero lo cierto es que estas palabras van con todo lo que mi corazón tiene para el ser más especial y querido del mundo “mi madre querida del alma mía”


“TE AMO MADRE TOXICA”


Con amor, “el cielo que te va a caer encima”

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